lunes, 15 de diciembre de 2014

Fragmentos

Me detuve frente a él y le observé fijamente mientras un breve silencio tenso nos rodeaba. Su rostro tenía una desagradable falta de profundidad. Color pálido homogéneo, lampiño, con dos ojos secos, inexpresivos, de un marrón tan común como sucio y que apenas destacaban en su cara. Labios finos y cerrados, nariz plana y hundida... clara muestra de su pasado como boxeador mediocre.
—No te confundas —me dijo—. El boxeo te dará disciplina y aguante, sí. Quizás también algo de iniciativa, pero nada más. Tú te preparas un combate porque sabes que un día tendrás ese combate y tendrás que pelearlo. Si tienes suerte y el rival tiene algo de nombre, o de historial, podrás estudiarlo, prevenir cómo actuará y saber cómo responder... en teoría. Vale. Ahora sal a la calle y enfréntate a la vida. A ver si adivinas cuándo y de dónde te van a llover todas las hostias que te esperan.
Aquellas palabras me hicieron pensar. Desde luego no podía negar que no tuviera razón en lo que expuso, pero me entró la duda de si lo dijo por casualidad o porque sabía lo que iba a pasar ahora que yo estaba allí.

Fragmento de “No dudarás”, mi proyecto de segunda novela que espero que salga en 2015.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Intensidad

Comentaba en mi anterior post que la reciprocidad y la simultaneidad son dos factores claves en mi próxima novela. Con ello, y para cualquier lector avezado, queda claro que en la misma se desarrolla entonces una historia entre al menos dos de sus personajes. Eso, evidentemente no tiene mucho mérito teniendo en cuenta que las relaciones, especialmente las humanas, son algo del pan nuestro de cada día, un tópico o tema más que recurrente en cualquier tipo y/o género de escritura. Lo que está claro también es que dicha relación, o relaciones, según cuanta gente intervenga o cuantas situaciones se produzcan o deriven, tiene que verse influenciada por la intensidad de la misma, por la intensidad que sea capaz de transmitir el escritor. Si esta no existe, o no es del suficiente nivel como para realmente marcar o ahondar en la mente del lector, de poco servirá lo que se haya escrito.

Y mi duda actual es: ¿realmente sería capaz de conseguir que esa intensidad aplicada en la historia a contar influyese de algún modo en determinado posible lector? Y en caso de hacerlo, ¿sería la respuesta de este la adecuada o esperada por aquel que, mediante sus textos, la provoca?

Por extraño que parezca yo ya tengo un caso en el que puedo responder a esas dos preguntas. La primera es un claro sí, de hecho es lo que me ha llevado a pensar sobre ello y a escribir este post, y la segunda es un claro no por dos motivos diferentes: ni pretendía conseguir una respuesta en ese caso ni, mucho menos aun, imaginé que en caso de haber alguna fuera a ser esa. En cualquier caso, y aun a pesar de las circunstancia, me siento en parte orgulloso por dentro al haber conseguido, con nada más que un texto de dos líneas, demostrar que lo que parecía inerte o muerto, en verdad solo estaba en estado latente, como esperando.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Reciprocidad y simultaneidad

Dos términos clave para entender el desarrollo del personaje central de "No dudarás", esa segunda novela en la que avanzo poco a poco y sobre la cual intento aplicar todas y cada una de las lecciones aprendidas, no solo con respecto a narrativa (estilo, ritmos, ejes de giro, etc.), sino las del día a día.

Por cierto, quedan pocos ejemplares de la primera edición de "Algo pendiente" y afirmo ya como autor que no habrá ni segunda ni posteriores ediciones (ni nada ulterior con la malamente elegida —error de novato—, editorial actual). Aun así, seguirá activa la opción del formato electrónico o de la impresión bajo demanda cuya calidad no es... la mejor. Si queréis haceros con alguno de los últimos originales, pinchad aquí y seguid las instrucciones.

martes, 29 de julio de 2014

Nueva opción de compra directa

Después de un tiempo alejado de los ordenadores buscando refrescar mi mente para poder seguir escribiendo, vuelvo a la carga para llevar nuevamente el control de este pequeño y modesto blog.
Lo primero, y realmente lo único, es añadir una nueva opción de compra directa de la novela "Algo pendiente". A diferencia de las opciones que podéis encontrar en las librerías on-line es que por esta vía podéis solicitarme un ejemplar directamente a mí consiguiendo así solo si lo queréis, claro— un ejemplar firmado por el autor. Quién sabe, quizá dentro de un tiempo esa firma valga más que los míseros 10 € más gastos de envío que están predeterminados en el pago vía Paypal de este enlace.

viernes, 18 de abril de 2014

Defunciones, nacimientos y otras efemérides

El que haya muerto Gabriel García Márquez, un autor de lectura obligatoria para toda aquella persona que quiera saber lo que significa la palabra "literatura" y el concepto "saber escribir", era algo que tenía que acabar llegando. Lo que a nivel personal me ha parecido más curioso es que muriera justo en la misma fecha que uno de sus principales personajes en "Cien años de soledad": Úrsula Iguarán.
Y digo que me parece curioso porque a fecha de hoy, 18 de abril, se celebraría, en caso de existir, el cumpleaños de Ellen Templemore, personaje fundamental de "Algo pendiente". A primera vista puede parecer una casualidad o algo sin la menor importancia o relevancia, pero uno con el tiempo se da cuenta de que los personajes no solo evolucionan dentro del libro, sino sobre todo fuera de él, y por eso digo que me parece curioso, porque si existiera —o si estuviera viva, que es otro modo de decirlo—, hoy sería su cumpleaños.
Lástima que Lewis no esté tampoco ahora mismo aquí. Me gustaría saber cómo reaccionaría ante esa noticia.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Hau da irabazle baten historia

Así comienza la novela que estoy escribiendo ahora. A diferencia de "Algo pendiente" esta está ambientada en dos países diferentes de Europa en la época actual. ¿Fecha prevista de finalización y publicación? Por mí cuanto antes, pero esta me la tomo más en serio que cualquier otra cosa, por lo que me llevará mi tiempo no solo escribirla, sino repasarla y asegurarme de que, por fin, he conseguido definir la historia que quiero para esos dos personajes que tengo en la cabeza.

martes, 11 de marzo de 2014

Comentario a fecha de hoy

Que aunque no tenga nada que ver directamente ni con mi primera novela ni con la que estoy escribiendo ahora, noto que necesito dejarlo plasmado de algún modo, y es algo tan sencillo como el hecho de que uno de los consejos que te dan cuando empiezas a escribir es el de definir a un protagonista de tal modo que el lector pueda congeniarse e identificarse con él, que se cree una relación de empatía entre ambos para asegurar que aquel que tiene el libro en las manos llegue hasta la última página intrigado y preocupado por lo que le sucede al personaje. Pues bien, de igual modo que se crea esa relación también puede llegar a crearse la contraria. Esto es, el desear según avanzas línea tras línea que el siguiente punto y seguido sea el final para él. A mí, personalmente solo me pasó una vez, y lo gracioso es que no era más que un personaje secundario, pero es que cualquiera que haya leído "El Idiota" de Dostoyevski estará de acuerdo en que Hipólito el tuberculoso era despreciable desde su primera aparición. Una vez expuesto esto, lo que me resulta curioso no es realmente amar/odiar un personaje, sino llegar a despreciar con todo el asco acumulable posible a ciertos autores —si es que se les puede llamar así— autoproclamados periodistas, o líderes de opinión, que lo único que hacen es tergiversar u ocultar la verdad obedeciendo a la mano que les da de comer, sin ser capaces de reconocer ni 10 ni 100 años después que no solo estaban equivocados, sino que además lo sabían y por eso insistían. Personas con rasgos de psicópatas en puestos relevantes y de cierta importancia en la sociedad que vivimos, rodeadas por un halo de divinidad que les autoconvence y motiva para seguir actuando de esa manera, como si hicieran un favor al pueblo bajo y servil, incapaz de apreciar sus fabulosos trajes de emperador tejidos por ellos mismos, cuando en verdad no son más que unos miserables adláteres de aquellos a los que definió Eduardo Galeano en unas pocas líneas:

"El torturador es un funcionario. El dictador es un funcionario. Burócratas armados, que pierden su empleo si no cumplen con eficiencia su tarea. Eso, y nada más que eso. No son monstruos extraordinarios. No vamos a regalarles esa grandeza."

Ya está, una vez dicho esto ya puedo volver a lo que estaba haciendo antes, no sin dejar de pensar que, si alguna vez me los cruzara por la calle, no les gritaría ni les diría nada; no me interesaría malgastar ni una sola gota de saliva en ellos si no fuera para escupirles a la cara.

viernes, 14 de febrero de 2014

Dedicatorias

Resulta curioso que una de las cosas que pueden convencer a un lector para lanzarse sobre un libro sea la dedicatoria que el autor haya escrito en él. Cualquier editor te dirá que la portada, al ser el elemento más visual, será lo que mayor poder de atracción tenga. Otros te dirán que la sinopsis de la contraportada será lo que anime al potencial lector a sumergirse en el libro o no. Yo, personalmente, estoy más de acuerdo con este segundo enfoque, pero creo que la dedicatoria tiene muchísima más importancia que la que se le da habitualmente.

domingo, 19 de enero de 2014

Personajes: Irina

Irina Eastova, personaje clave en el desarrollo de la novela (como puede intuir el lector ya desde la dedicatoria), y cuya primera aparición en la misma queda reflejada con la descripción que Lewis hace al verla entrar en el restaurante en el que van a cenar.

jueves, 2 de enero de 2014

3 primeros capítulos de "Algo pendiente"

Y es que el comienzo de año trae muchas cosas nuevas. Entre ellas, por ejemplo, la de poner a disposición de todo aquel que quiera parte de la novela de modo totalmente gratuito.