viernes, 29 de noviembre de 2013

Declaración de intenciones...

...o sencillamente una presentación de este blog, de su autor, o quizá de ambos.

¿Qué decir para que quede plasmado de modo claro y conciso aquello que pretendo transmitir? Más importante aún: ¿cómo decirlo?

Uno mismo no puede sino reconocer que no es fácil sentarse delante de un teclado y dejar que sean los dedos los que tecleen automáticamente todas y cada una de las palabras que deben reflejar, con la dificultad añadida de no ser espejos, lo que uno piensa o razona. Lo que tampoco puedo negar es que, al menos a mí personalmente, eso me supone un acicate, un revulsivo que me motiva incluso más. Tener que buscar la palabra, el término, la expresión que muestre y exponga mi idea, mi plan, la historia que quiero contar y con la que, a veces, intentaré convencer al lector de algo. ¿De qué podría intentar convencerle? Está muy claro: de que lea lo que escribo pero no sólo vía web, sino bien yendo a las bibliotecas públicas, bien comprando mi primera novela "Algo pendiente" —y las que vengan después—.

Leed, aunque haya poca luz, leed. Saldremos ganando todos.